lunes, 20 de septiembre de 2010

Me "encanta" la administración de mi facultad...

Necesito desahogarme contando algo que me ha sucedido.
Bien; resulta que ahora tengo que esperar hasta el 4 de octubre para poder tramitar mi título de licenciado en Historia y cc. de la música.
¿El motivo? Simple. Hasta el 16 de spetiembre por la tarde tenía un 7.0 en Historia Antigua I y, cuál sería mi sorpresa por la noche cuando, al meterme para comprar si mi otra asignatura aprobada en septiembre estaba ya puesta como definitiva, observo que tengo un NO CONSUME (No presentado) en la asignatura cuyo examen, para más inri, tuve que hacer el día de mi cumpleaños.
Procedí a mandarles un mail tanto a la secretaria del Dpto. de Historia Antigua y medieval, como al profesor encargado de la asignatura, aun sabiendo que el viernes ese departamento es el único día de la semana que no está activo.
Esta mañana, lunes 20 de septiembre, me dirijo a la secretaría de dicho departamento. Lo "mejor de todo" fueron sus dudas hacia lo que yo les contaba: "¿Estás seguro de eso? Es muy raro eso que nos cuentas, ¿no? ¬¬". No sé como me aguanté las ganas de no soltarles una bordería, porque estaba ardiendo por dentro. "Pues hasta el 4 de octubre no se podrá hacer nada, porque hasta esa fecha no viene el profesor". Es que además tengo la "fortuna" de que sea el director de ese departamento y, por tanto, nadie puede rectificar un acta suya en su ausencia. Absolutamente nadie. "Pero no te preocupes, esto se solucionará sí o sí... además no tienes prisa, ¿no?" A lo que respondí: "Bueno, en este caso no...pero no me gusta tener que venir hasta Cantoblanco "a lo tonto" y por motivos ajenos a mí o a trámites que tenga que realizar (depósito del título, estudiar en la biblioteca de allí, etc.). Pero... ¿y si hubiera querido matricularme de un master o de un doctorado? Entonces habría tenido problemas muy serios, porque mientras no seas licenciado no te permiten matricularte en esos cursos "superiores".
"Te habríamos firmado un papel comentando la incidencia" (me dijeron con poca convicción tanto el jefe de estudios del departamento como la secretaria, quién no se enteraba ni del NODO, dicho sea de paso). Genial, ahora soy una puta incidencia en vuestra maldito mar de ineptitud. Aún me cuestra trabajo creerme que no se me escapara soltarles esas palabras.
"Tú tranquilo hombre, que esto está controlado. Sin problema ;) ". Ya, sin problema para tí, que ya tienes el sueldo garantizado, la vida resuelta y, seguramente, te la pela bastante -con perdón- el venir a dar clases a la facultad, porque estarás pensando en jubilarte. Eso pienso al escuchar las palabras del jefe de estudios de ese departamento, un afamado profesor que además se encarga de impartir conferencias, cursos de verano, así como ser ponente en numeros congresos dentro y fuera de este país.
Antes de irme de la secretaría, me comenta la secretaria -valga la redundancia-: "Anda, tengo dos correos de otros alumnos que han cursado la misma asignatura y parece ser que tienen el mismo problema que tú". Vaya, ahora parece que AL FIN me creen, y que no soy un "puto embustero" que quiere engañarles y que me pongan una nota que no me corresponde. Esto es demasiado surrealista para mí.
Con paso cansino me dirijo al pabellón B a tomarme dos porciones de pizza -las suelen hacer bastante buenas, y, a un euro cada una, están bien de precio la verdad-. Antes le pregunto a una conocida que trabaja allí -madre de un ex-alumno mio de guitarra- por el estado de su marido, a quien fui a visitar a La Paz hace unos días. "Ángel tiene cáncer, pero aún no saben detectar donde está la fuente y faltan resultados por confirmar, pero se han encontrado células malignas". Maligno, odio esa palabra y hace que me estremezca desde la cabeza hasta la célula más insignificante de mis pies. Trato de animarla lo mejor que puedo, pero es francamente difícil.Muy complicado. En cuanto pueda hablaré con su hijo, que además este año tiene un curso complicado (1º de Bachillerato). Hay días que uno piensa que realmente sería mejor haberse quedado en la cama. Ojalá Ángel pueda superar su dolencia con el tiempo y haya solución.
1 saludo para todos.
PDTA: La parte III de la saga que había iniciado, próximamente ;)

domingo, 19 de septiembre de 2010

Ante la intriga de adentrarse en una carrera nueva... (parte II)

Y llegó, al fin, el día en que la carta de la UAM llegó hasta mis manos. Tras abrir con sumo cuidado el sobre y leer toda la "paja" -a fin de cuentas, son "cartas tipo" que personalizan con tus datos-, en negrita ví destacado que estaba admitido, que se complacían en contar conmigo y bla bla bla...
Con esa sonrisa boba que te dura unos segundos tras conocer que has sido aceptado en algo (o por alguien, dependiendo del contexto), volví a guardar la carta en su sobre y salí a hacer 3 copias de este documento. Aunque en teoría tan solo necesitaba una, aparte de enseñar el original, decidí hacer dos más porque con los trámites administrativos nunca se sabe...
Reunidos todos los papeles requeridos y entregados, por tanto, solicité información sobre la fecha en que tenía que matricularme. Tras darme la carpeta -cada vez más prescindible, ya que se hace por ordenador- de la matrícula, con su correspondiente papel que indicaba hora y lugar del "evento", volví a mi hogar.
El día de la matrícula acudí a Cantoblanco armado de paciencia, porque todos los que hemos estudiado allí conocemos los pormenores del servidor de la UAM, y no siempre funciona todo lo bien que debiera. Una vez más, había que hacer efectiva la matrícula en la facultad de económicas (del mismo modo que ya me tocara en mi etapa de filología hispánica e incluso en la de magisterio), siempre después de que te citaran.
Una vez entras y tienes delante de tí un ordenador, un amable becario (o becaria, según te toque) te informa de todo como si fueras un poco "cortito" y te pide que ante cualquier duda te limites a levantar la mano y "yo o cualquiera de mis compañeros vendremos a ayudarte" (muy bien, "el burro" delante pa' que no se espante).
Tras confirmar que son correctos mis datos personales y "económicos" (esto es, básicamente, confirmar que tu cuenta bancaria sigue siendo la misma), procedo a seleccionar las asignaturas que he elegido cursar (algunas obligatorias, lógicamente). Una vez completado el proceso, y tras verificar que todo está OK, uno tiene que limitarse a imprimir su matrícula. Una vez que ha salido por la impresora, uno de los becarios coge esa matrícula recién impresa y se pone a vociferar tu nombre a "grito pelao". Entonces, levantas la mano, coges todas tus cosas y, tras haber sido el centro de atención de esa sala durante unos segundos, te vas.
Antes de ir a casa, decido pasarme por la secretaria de mi facultad para confirmar que las clases comienzan, efectivamente, dentro de unos días. Al llegar me informan de que llevan ya una semana de clases (genial), y que desconocen ese error que, "al parecer", viene como información verídica en la web de la Autónoma.
Tengo la fortuna de que esta licenciatura únicamente tiene turno de tarde, así que sin perder más tiempo me dirigo a casa para comer lo antes posible y venir a mi primera clase.
Tras haber comido y no con poca pereza, el que escribe estas líneas se dirige con paso cansino hasta la UAM. "Próxima estación: CANTOBLANCO. Correspondencia con la línea...". Salgo del tren y de la estación y me dirijo hacia la facultad de magisterio. No deja de ser curioso que, perteneciendo a humanidades, esta carrera vaya a impartirse donde fui alumno de magisterio: el mítico y mágico módulo IV. Sin lugar a dudas, el rincón más animado de la Autónoma.
El padawan de musicología comienza a buscar donde se encuentra el aula donde se imparten las clases de 3º. Buscando ansiosamente por si encontrara alguna cara conocida, descubre que absolutamente ninguna de las personas que se encuentran en ese aula le son familiares. De momento decide sentarse en la última fila y ya se acercará después a hablar con la gente en el descanso con la siguiente clase.
En la primera clase no se entera absolutamente de nada, solo sabe que tiene que ver con el modo en que se escribían las notas y/o partituras en la Edad Media: oye hablar de virgas, clivis, podatus, scandicus, etc. Deseando que no todas las clases sean de la misma dificultad desea ardientemente que llegue el descanso.
Cuando al fin llega, trata de ponerse al día. Comienza hablando con dos chicos con los que al final de las clases irá en el tren, con destino a Madrid. En ese viaje de vuelta, y rota la tensión inicial (quíén eres, de dónde -qué estudios- vienes, cómo es que te ha dado por entrar a esta carrera, etc.), tiene la impresión de haber hecho dos nuevos amigos: uno, guitarrista de flamenco (que no tiene apenas conocimientos teóricos de música, solfeo, etc.), pero a quién se le ve con una gran ilusión y con mucho amor hacia lo que ha estudiado toda su vida: la guitarra flamenca;  y el otro, con el superior de violín (casi nada...) , buscando orquestas sinfónicas de "cierto nombre" en las que tocar, y que ese mismo curso quiere hacer el CAP, aunque su objetivo no sea dedicarse a la docencia pero "por si acaso, siempre es bueno tenerlo", aseguró.
Exhausto tras sus primeras clases, este padawan musicológico tiene la impresión de que este curso va a ser intenso como pocos.
Hasta pronto (próximamente la parte III).

miércoles, 15 de septiembre de 2010

Ante la intriga de adentrarse en una carrera nueva... (parte I)

Frente a mi horizonte, en junio del año 2008, se extendían varias opciones, algunas de ellas fácilmente conciliables entre sí; otras, por desgracia, incompatibles.
Mi primer objetivo por aquel entonces, siendo recién diplomado en Magisterio Musical, era presentarme a las oposiciones (junio-julio del 2009). Sin embargo, andaba barajando varias opciones en torno a realizar un segundo ciclo: periodismo, psicopedagogía, historia y ciencias de la música, etc. Una vez contrastadas opiniones entre personas que conocía que habían iniciado (o estaban finalizando) esas carreras, y haciendo caso de lo que más me llamaba la atención realmente opté por decidirme a entrar en Historia y ciencias de la música (carrera "nueva" en la UAM que debía llevar 7 años o quizás 8; y en la Complutense su periodo de existencia creo recordar que era similar). Varios fueron los motivos que me hicieron decidirme por la Autónoma: en primer lugar le tengo mucho cariño (estudios de Filología Hispánica, Diplomatura de Magisterio Musical, muchos amigos conocidos ahí, su increíble césped y el hecho de que esté fuera de Madrid capital -pero no muy lejos de ella-), en segundo lugar, no requería de prueba de acceso. Y uno, francamente, empieza a estar harto de pruebas "de nivel": la selectividad, el ingreso en el grado medio de música, incluso... ¡para recibir clases de natación! Por último, también valoré el hecho de que en principio sería una carrera en la que ampliaría muchos de mis conocimientos musicales, además de incorporar múltiples conceptos de los que como mucho tendría una vaga concepción.
Transcurrieron los meses y dado que el escritor de estas líneas estaba algo saturado con la preparación de mi primer disco, con mi grupo THE NINES,  (dicen que siempre que eres "principiante" en algo, ese algo cuesta...no podría estar más de acuerdo.), se me pasó el plazo de solicitar mi ingreso en junio.No recuerdo la fecha en concreto, pero andaba rondado los finales de ese mes, supongo que coincidiendo con el plazo de matriculación de los que pudieran hacerlo en el sexto mes del año.
Así pues, fui recopilando información gracias a esa valiosísima herramienta llamada Internet. Desde la propia página de la UAM pude recabar los datos que necesitaba analizar (horarios, plan de estudios, plazo para solicitar el ingreso en septiembre, etc.).
Aprovechando un pequeño respiro en esa grabación de varios meses de duración, pude irme unos días en agosto al pueblo de mi madre donde veraneo habitualmente (Redipuertas, dentro de la sierra leonesa, pegando a Asturias). Al llegar, cuando me dio por buscar entre mis cosas, descubrí horrorizado que no había llevado esos papeles que ya tenía impresos (horarios, plan de estudios, etc.) para estudiarlos con calma. Así pues le tuve que pedir a mi hermana que me los mandara por correo. Una vez estuvieron en mi poder y pude traducirlos (había muchas incoherencias en el tema de los horarios), esbocé un "croquis" de como serían esos dos años de carrera para mí, seleccionando que optativas me atraían más, etc.
Ya en Madrid, no recuerdo si a finales de agosto o primeros de septiembre, cumplí con el obligado trámite de solicitar un impreso para pedir iniciar unos nuevos estudios y, de paso, aproveché para saber qué documentación tenía que aportar: dentro de estos "papelajos" me pedían mi expediente de la carrera anterior, un certificado de notas y no recuerdo cuántas bobadas más.
Lo curioso vino cuando dije la carrera que me interesaba. La chica que me atendió -amable y gentilmente- en el pabellón B me miró con cara extrañada, afirmando no estar segura de que esa licenciatura de segundo ciclo se impartiera en Cantoblanco. Tras consultar con varios de sus compañeros me dijo que "sí, sí...tenías razón...pero como es una carrera que lleva tan poquito aquí...". Le dí las gracias y me retiré hacia la estación del tren estando cada vez más seguro de que algunos días son una película surrealista de difícil comprensión.
Francamente me importaba bastante poco el tiempo que pudiera llevar "Historia y ciencias de la música" en la UAM, pero me parecía bastante serio que me hubiera enterado yo "de oída"s y que ella, encargada de asesorar sobre las distintas carreras a las que querían acceder futuros estudiantes, estuviera tan perdida en el tema. Decidí no darle más vueltas al asunto y ya en casa reuní todo lo que me pedían.
Amanece un día más en Madrid, y a pesar de la pereza que me daba levantarme de la cama, haciendo un esfuerzo "sobrehumano" logro sacar un pie de la cama, luego el otro...venga Harry...¡tú puedes!
Nueva rutina: coger el tren con dirección a Cantoblanco. El viajero perezoso se apea en su estación y se dirige -nuevamente- hacía el pabellón de servicios...digo, el pabellón B. Lo aclaro porque oficialmente es el "Pabellón de servicios", no obstante para todos es el pabellón B.
Entrego todo lo que me pedían y tras comprobar concienzaudamente que esté todo en orden y no falte nada (por Dios que no falte nada, no quiero darme otro paseo "a lo tonto"), el señor que me atiende me da el "visto bueno", me da el calco rosa de una de las solicitudes. Estaba ya dispuesto a irme cuando le escucho decir: "Ah, por cierto, en 7 ó 10 días te llegará una carta con la respuesta de la UAM sobre si estás admitido o no". Tras dar las gracias, me dirigo a la cafetería del pabellón B y después de engullir dos porciones de pizza y tomarme un café para despejarme -por Dios, qué malo está...no recordaba lo repugnante del sabor de este café-, me dirigo otra vez hacia la estación del cercanías.
Una vez en casa, me tumbo sobre la cama, continúo leyendo unas páginas de mi "libro de cabecera", y después me pongo a tocar un poco la guitarra española.
Ahora tan solo queda esperar una respuesta que no depende de mí. No obstante, tras ver la media de mi expediente de Magisterio musical, me aseguraron que creían que no habría problema para poder cursar la licenciatura. Esperemos que estén en lo cierto. En caso contrario, tengo varios "plan B" en mi manga...

Hasta pronto (no tardaré mucho en publicar la parte II).

domingo, 12 de septiembre de 2010

INAUGURACIÓN

Tras varios años queriendo tener mi propio blog, por fin me he decido a dar el paso. Si bien es cierto que también he escrito entradas en el myspace que tengo, y en otras redes sociales, me apetecía especialmente tener una herramienta a mi disposición únicamente para publicar entradas. Bueno, y para recibir gustosamente los comentarios que pudieran surgir si tuviera algún seguidor.
En breve publicaré una entrada sobre la que ha sido mi "aventura" en la carrera de la que me acabo de licenciar: "Historia y ciencias de la música".
Hasta pronto.